Errores comunes al declarar impuestos cripto
Durante mucho tiempo, el mundo cripto fue una especie de “salvaje oeste” digital. Un terreno nuevo, lleno de oportunidades y, sí… también de cierta sensación de impunidad. Pero eso quedó atrás. Hoy, Hacienda (y sus equivalentes en otros países) ya tiene los ojos bien abiertos. Y no declarar correctamente tus impuestos puede salirte bastante caro.
Vamos paso a paso.
Pensar que “Hacienda no se entera”
Este, sin duda, es el error más peligroso… y el más ingenuo.
Todavía hay quien cree que por usar plataformas descentralizadas o exchanges con sede en otro continente, está fuera del radar. Pero la verdad es que los organismos fiscales ya no trabajan solos. Hay acuerdos internacionales, herramientas de rastreo y un enfoque mucho más riguroso.
En España, por ejemplo, la Ley 11/2021 obliga a declarar las criptos en el extranjero mediante el modelo 721. Y plataformas como Binance, Coinbase o Kraken no solo almacenan tu información… también pueden compartirla si la ley lo exige.
Consejo sincero: actúa como si Hacienda ya supiera que tienes criptos. Porque, probablemente, es así. Mejor pasarse de precavido que quedarse corto.
Ignorar los intercambios cripto-cripto
Este es un clásico.
Mucha gente piensa: “Mientras no pase mis criptos a euros, no tengo que declarar nada”. Error.
En países como España o México, cualquier intercambio entre criptoactivos —como cambiar Bitcoin por Ethereum— se considera una operación que puede generar una ganancia patrimonial. Y, por tanto, tributa.
Ejemplo realista:
Compraste 1 BTC por 20.000 € y, meses después, ese BTC vale 30.000 €. Decides cambiarlo por 30 ETH.
¿Ganancia? 10.000 €. Aunque no hayas tocado ni un solo euro. Y sí, eso se declara.
Consejo: usa herramientas como CoinTracking o Koinly para llevar el control. Créeme, tu yo del futuro te lo agradecerá.
No guardar un historial claro de tus operaciones
Este error es más común de lo que crees.
Vas operando, moviendo tokens, haciendo staking aquí, farming allá… y cuando llega el momento de declarar, no sabes ni por dónde empezar. ¿El precio de adquisición de ese token raro? Ni idea. ¿Justificar movimientos entre billeteras? Tampoco.
Consejo práctico: haz capturas de operaciones importantes, exporta los CSV de tus exchanges, guarda tus llaves públicas. Si usas wallets como MetaMask o Ledger, respalda las transacciones desde Etherscan o similares.
Sí, es un rollo. Pero evita muchos dolores de cabeza después.

Olvidar declarar staking, farming o airdrops
Muchas personas solo informan de compras y ventas.
Pero… ¿y ese ingreso pasivo que obtuviste por tener tus criptos quietas? También tributa.
Por ejemplo, si recibes 100 ADA como recompensa por hacer staking, eso es un ingreso. Y Hacienda lo trata como tal.
Ejemplo en España:
Un airdrop que te da un token valorado en 500 € se declara como ganancia patrimonial (aunque no hayas vendido nada). Si luego lo vendes, tributas por la diferencia entre el precio de adquisición (esos 500 €) y el precio de venta.
Consejo: anota bien el valor de mercado el día que recibes el ingreso. Es vital para tributar correctamente… y no pagar dos veces por lo mismo.
Olvidarte de tus criptos en el extranjero
Desde 2024, si tienes más de 50.000 € en cripto fuera de España (sí, aunque no las muevas), tienes que declararlo con el modelo 721.
Ojo con esto: muchos tienen fondos en Binance, KuCoin o similares y piensan que “como no estoy operando, no pasa nada”. Error. Si el saldo supera el umbral a 31 de diciembre, toca declarar.
Consejo: revisa tus saldos con calma y asegúrate de cumplir los plazos. Las sanciones pueden ser altísimas… incluso sin haber generado beneficios.
Liarse con los modelos fiscales
El lío de los modelos fiscales es real.
Y es que, con tanto número, es fácil confundirse:
- Modelo 100: IRPF anual. Para declarar tus ganancias y pérdidas patrimoniales.
- Modelo 714: Patrimonio. Si tus activos superan cierto límite.
- Modelo 721: Declaración de criptos en el extranjero (nuevo desde 2024).
- Modelo 720: Antes obligatorio, ahora no aplica para cripto.
Consejo: si no lo ves claro, busca un asesor especializado en fiscalidad cripto. No todos los asesores fiscales están al día con este mundo.
Declarar solo las operaciones con beneficio
Este error tiene algo de trampa.
Hay quien piensa: “Solo declaro lo que me ha dado ganancias, lo demás me lo ahorro”. Pero no, Hacienda no quiere una “selección de lo mejor”. Quiere una foto completa.
Ejemplo:
Ganaste 2.000 € con BTC y perdiste 1.500 € con Solana.
Si declaras solo la ganancia, tributas por 2.000 €. Pero si declaras ambas, tributas solo por 500 €.
Consejo: incluye también las pérdidas. No solo es legal, es inteligente.
Pensar que las criptos no cuentan para el Impuesto sobre el Patrimonio
En algunas comunidades autónomas, este impuesto se aplica a partir de cierto umbral. Y sí, las criptos también entran en el cálculo.
Ejemplo:
Si en total (cuentas, inmuebles, inversiones y criptos) superas el límite de tu comunidad, puede que debas presentar el modelo 714.
Dato curioso: en Madrid se bonifica al 100%, pero no es igual en todas partes. Infórmate.
No planificar la venta de criptomonedas
Vender a lo loco, sin mirar el calendario fiscal, puede jugarte una mala pasada.
Por ejemplo, no es lo mismo vender en un año donde no tienes otros ingresos que en uno donde ya estás en el tramo alto del IRPF.
Consejo estratégico: si vas a hacer una gran venta, dona, invertir o cambiar de país, planifica antes. Coordinar la venta con tu situación fiscal puede ahorrarte mucho dinero (y sustos).
Confiar ciegamente en los informes fiscales de tu exchange
Muchos exchanges ofrecen informes automáticos. Suena genial. Pero… no siempre son precisos.
Si has operado fuera del exchange —como en un DEX, staking o NFTs— es muy probable que el informe no lo recoja todo bien.
Consejo: no uses el informe como verdad absoluta. Tómalo como punto de partida, pero revísalo. Herramientas como Koinly, CoinTracking o Blockpit suelen dar resultados más ajustados cuando tu actividad se complica.
¿Y si declaro mal… qué puede pasar?
Aquí no hay mucha vuelta que darle:
- Multas del 50% al 150% de lo no declarado.
- Intereses de demora.
- Inspecciones que pueden acabar en disgustos.
- Y lo peor: vivir con el miedo de “a ver si me pillan”.
Consejo final (y honesto): declarar bien no es rendirse. Es protegerte.
¿Cómo evitar errores y dormir tranquilo?
- Lleva tus propios registros. Excel, capturas, apps… lo que mejor te funcione.
- Busca ayuda especializada. No todos los asesores valen para cripto.
- Automatiza lo que puedas. Hay herramientas buenas, úsalas.
- Mantente al día. La normativa cambia. Infórmate cada año.
- No lo dejes para el último día. En serio, no.
Conclusión
Declarar impuestos cripto puede sonar intimidante, pero no es un monstruo invencible.
Con organización, algo de disciplina y, sobre todo, buena información, es completamente manejable.
A medida que el ecosistema evoluciona, las reglas también lo harán. Pero hay algo que no cambia: la importancia de hacer las cosas con cabeza.
Y recuerda algo importante: las criptomonedas nacieron para darnos libertad. Que eso no se convierta en un problema legal.
Cumplir con Hacienda no es traicionar tus principios. Es cuidar tu tranquilidad y tu futuro.